Pero entonces, ¿qué tengo?

     La realidad es que puedes tener una sola cosa o puedes tener un poco de todo. No es infrecuente con ir llegando a muchos diagnósticos que te abrumen y te hagan pensar que será imposible deshacerte de ellos. Yo soy intolerante a la lactosa (aunque una buena parte de la población lo es sin que esto quiera decir que tengan problemas mayores), a la fructosa y al sorbitol (últimamente he mejorado mucho mi tolerancia), al gluten (no es lo mismo que ser celíaco, la celiaquía es una enfermedad autoinmune y no una intolerancia, mucha gente no lo sabe y confunde los términos), y además tengo o he tenido (en las próximas revisiones podré esclarecer si me he desecho de ellos) SIBO, IMO, síndrome de permeabilidad intestinal, un ligero déficit de enzima DAO (necesaria para degradar la histamina) y una evidente disbiosis con una aumento de bacterias proteolíticas nada favorecedor. Sí, yo también lo pensé en su día, ¡me he metido en un buen lío! Toca trabajar mucho para arreglar el estropicio. 



    Dado que no es mi intención explicar qué es cada concepto, puesto que, tal y como compartí en la entrada dedicada a la divulgación, ya hay especialistas que hacen un gran trabajo de divulgación para dar a conocer todas estas patologías, me centraré en dar unas pinceladas acerca de qué hacer cuando vamos tirando del hilo y vamos descubriendo que tenemos muchas más fugas que arreglar de las que pensábamos: 

  1. Lo primero y más importante es no entrar en pánico. Si vivías con todo ello sin saberlo, ahora lo único que ha cambiado es que tienes más conocimiento, y eso, bien manejado, es bueno.
  2. En segundo lugar, debes seguir las instrucciones del profesional que hayas escogido y ser metódico, trabajar a conciencia. Si en tu caso has decidido hacerte las pruebas por tu cuenta en algún laboratorio (puedes encontrar varios por internet que incluso te mandan los kit a casa) llegará un momento en el que necesites a alguien que te prescriba el tratamiento más indicado. Lamentablemente, es difícil hacer esto solo, las probabilidades de éxito disminuyen así. Recuerda que, además, puede que existan patologías causantes de las alteraciones de tu microbiota que debas encontrar, si es que aún no las conoces.
  3. Llegados a este punto, es necesario que refuerces el trabajo nutricional. Como ya he comentado, la figura del nutricionista es vital. Si no puedes permitírtelo siempre puedes consultar en internet las listas de alimentos permitidos dependiendo de tus patologías concretas, pero además deberás observarte y avanzar muy despacio cuando vayas a empezar a reintroducir alimentos en la dieta. No te quedará más remedio que trabajar mediante ensayo y error y, sobre todo, tomar conciencia de que la alimentación debe ser lo más natural posible. Piensa que, si no, el camino se alargará. 
  4. Observa tus avances. Permítete dudar si no observas cambios positivos, puedes ser crítico con el trabajo realizado e incluso cambiar de profesional. En ocasiones, es algo necesario.
  5. Y aquí, llego a este último punto, al que me gustaría no tener que hacer referencia. Todo lo anterior requiere una inversión. Las consultas, las pruebas, los tratamientos, todo cuesta bastante dinero. Habrá una parte que, quizá, esté cubierta por seguridad social. Por ejemplo, si resulta que detrás de tus intolerancias, o de tu SIBO, se encontraba una celiaquía o una infección por Helicobacter Pylori, o, incluso, un problema hepático, es probable que, con más o menos esfuerzo, tu médico te acabe solicitando las pruebas pertinentes o derivándote a digestivo. Puede que, además, si tienes mucha diarrea, puedas hacerte una colonoscopia para descartar si, además del SIBO, que también produce diarrea, existe alguna enfermedad inflamatoria intestinal sin diagnosticar. Todo eso es muy importante. Pero en lo que respecta a las disbiosis, SIBO, IMO, sobrecrecimiento fúngico, permeabilidad intestinal, etc...lo normal es quedarse perdido en un limbo en el que nuestro estado de salud empeora y nadie vea que tengamos nada que solucionar. Así que, por desgracia, o cuentas con recursos económicos y muchas ganas de superarte, o los síntomas se quedarán contigo perennes. 

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