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En busca de la simbiosis

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      La palabra ecosistema nos hace pensar en una diversidad de entornos situados a nuestro alrededor. Todos y cada uno de nosotros ayudamos a conformar distintos ambientes en los que confluyen multitud de formas de vida. Pero si abandonásemos, durante un momento, nuestra perspectiva de protagonistas indiscutibles del medio en el que vivimos y mirásemos a través de un microscopio, probablemente tomásemos conciencia de que nosotros mismos somos un increíble y maravilloso ecosistema. Existe, además, una parte de ese extenso mundo habitado por microorganismos , que juega un papel fundamental en el mantenimiento de la salud, al que, sin embargo, sometemos a toda clase de agresiones de forma continuada, como si realmente fuese indestructible: el intestino . Y ¡ay!, una vez que sus habitantes se enfadan, nuestra vida puede volverse muy, pero que muy difícil.      SIBO , IMO , LIBO , permeabilidad intestinal , sobrecrecimiento fúngico , histaminosis , intolerancias alimentarias , ¿seguimos?
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  Lo que la vida moderna esconde: más información, menos capacidad de comprensión           Ha pasado tiempo desde que no escribo una entrada. Para los que creen que la disbiosis intestinal es lo peor que te puede pasar y que es incurable, les diré que durante este tiempo he seguido leyendo mucho. Leyendo y aprendiendo. Y, además, observando. La disbiosis no está solo en un puñado de desafortunados que se encontraron en un grupo de Facebook. La disbiosis está por todas partes. La mayoría de los que no han tenido la suerte de pasar por el grupo han sido etiquetados con algún tipo de dolencia crónica y pasan el tiempo entre consultas médicas y tratamientos farmacológicos tipo "tirita sobre una fractura de peroné", sin acabar de entender qué les pasa y maldiciendo a su suerte. Otros, sin embargo, han aprendido a bailar con su enfermedad (sea diabetes, hipotiroidismo, poliartritis, migraña crónica, etc...) y asumen que la tienen porque la tenían que tener. Y solo un puñado de fri

Gluten e intestino: una relación polémica

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     Cuando hablamos de excluir el gluten de la dieta, automáticamente pensamos en la celiaquía. El problema es que existe una tendencia generalizada a confundir la celiaquía con una intolerancia alimentaria; así, lo habitual es decir: "mi amigo Pepito es intolerante al gluten" cuando en realidad Pepito es celíaco.       En términos conceptuales, esta pequeña confusión a la hora de referirnos a una u otra cosa no tendría mayor importancia, si no fuera porque estamos equiparando una enfermedad autoinmune con una mala tolerancia a la polémica proteína presente en el trigo y algunos otros cereales.       En el primer caso, estamos hablando de una enfermedad sistémica (una celiaquía no controlada afecta a todo el organismo) en la que el propio sistema inmunitario del individuo daña el revestimiento interno del intestino en presencia de partículas de gluten, produciendo enormes daños en la mucosa intestinal que derivan, además, en situaciones de permeabilidad intestinal aumentada

El camino hacia la reintroducción de alimentos: el problema no es el alimento.

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  Si padeces o has padecido SIBO (o colon irritable, bien o mal diagnosticado... ), habrás oído hablar de la dieta FODMAP. En este enlace que comparto puedes descubrir de qué se trata si no te sonase de nada: https://bit.ly/3nSme9X No obstante, te haré un breve resumen: se trata de eliminar de la dieta, durante un tiempo, una serie de alimentos con una alta capacidad de ser fermentados por parte de las bacterias intestinales y, por tanto, causar mucha sintomatología en caso de SIBO u otros tipos de disbiosis.      Hasta aquí, todo bien. Comprenderlo es sencillo. Llevarlo a cabo, algo más complicado. Pero ¿por qué? Pues por varios motivos: *      Esta dieta debe ser utilizada, siempre y cuando sea necesaria, durante un período de tiempo corto y determinado . Alargarla más puede empeorar la disbiosis intestinal (menos diversidad aún en la flora) ¡con todo lo que ello conlleva! Sin contar con la presión psicológica aparejada a mantener una dieta restrictiva de forma indefinida. Cuan

Hablemos de cimientos

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         Durante mi lucha contra el desagradable SIBO, me vi sorprendida por una serie de preguntas que nunca me habían formulado en ninguna consulta médica, a pesar de haber visitado unas cuantas. En parte, era algo sobre lo que había pensado muchas veces, pero al final siempre acababa desechando la idea de que algo así pudiese haber influido en el deterioro de mi salud. Me refiero a la alimentación, la toma de antibióticos y el estrés en la infancia. Pero ¡si tengo 36 años!, ¡eso pasó hace mucho!      Cada vez se investiga más acerca de la microbiota intestinal, no solo de forma general, sino en cada una de las etapas de la vida. La infancia no es una excepción. Ahora se sabe que la flora intestinal que se establece en nuestro intestino durante nuestros primeros años de vida es la base sobre la que tendrán lugar todos los cambios que se sucedan con el transcurrir de los años. La microbiota que se establezca durante ese período hará las veces de los cimientos de nuestra salud. Así, si

Una guerra en tu interior

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  ¡Ay!¡Ya no sé qué hacer!, ¿por qué no mejoro?       Es posible que lleves mucho tiempo tratando de acabar con los síntomas que te causa el Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado sin conseguir buenos resultados.      Esto puede deberse a varias causas:     1 - El sobrecrecimiento es tan grande que el tratamiento no ha sido suficiente para acabar con él (es frecuente que se necesiten varios ciclos).      2-  Hay una causa mayor, no identificada aún, que lo ha desencadenado y que está provocando que vuelva (celiaquía, bajo nivel de ácido en el estómago, parásitos, hipotiroidismo, etc...) En estos casos los síntomas persistentes serán mucho más obvios y molestos, porque a los propios del SIBO se sumarán los del desajuste primario que lo provoca.       3 - El SIBO coexiste con otros desórdenes de la flora intestinal . En este caso, puede ocurrir que dentro de nuestro intestino se haya formado una auténtica batalla campal de microorganismos que luchan por sobrevivir dentro d

Cuando me dicen que estoy a dieta

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    No te confundas, intento comer sano, cosa que tú también deberías hacer.       Por desgracia, tenemos un concepto equivocado de lo que es estar a dieta.  La palabra dieta puede hacer referencia a un determinado régimen alimenticio, al conjunto de alimentos que se suelen consumir, o a la privación de los mismos. En mi opinión, la industria publicitaria dedicada a la alimentación se ha encargado de que relacionemos comer sano con privarnos de comer. Es fácil, te vendo mi producto (que no mi alimento), un producto hiperpalatable que a tu flora intestinal no le va a hacer nada bien y que, además, si sufres de colesterol alto o de obesidad, te obligará a acabar haciendo un "régimen" de privación de alimentos con alto nivel calórico para compensar todos los excesos cometidos durante un tiempo, para luego volver a picar en la compra y consumo de productos poco o nada saludables. Si quieres pensar que no es así, adelante, pero déjame decirte que vives en un engaño. Otra cosa dist

Problemas que nos podemos encontrar

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      Los profesionales son los que saben, y eso es incuestionable. Peeeeeero..., eso de que el saber no ocupa lugar es relativo, y no todos los médicos quieren o pueden estar actualizados en todo momento. Para nuestra desgracia, esto es un campo emergente que se encuentra en investigación. Mi historia, probablemente, hubiese sido diferente si alguien, hace unos años, me hubiese hablado de todo esto. Un caso típico es el de la persona "diagnosticada" de intolerancia a la fructosa (exista una forma primaria que raramente se da y que se manifiesta desde la infancia, y esa sería la excepción) a la que no se le hace ningún estudio más y esto provoca que continúe con su intolerancia, privándose de alimentos necesarios y, en ocasiones, empeorando su estado de salud. La falta de actualización hará que nadie se moleste en investigar por qué el paciente ha desarrollado esa intolerancia. Otro caso típico es el de la realización de las pruebas diagnósticas claves (entre ellas, la colono

Pero entonces, ¿qué tengo?

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      La realidad es que puedes tener una sola cosa o puedes tener un poco de todo. No es infrecuente con ir llegando a muchos diagnósticos que te abrumen y te hagan pensar que será imposible deshacerte de ellos. Yo soy intolerante a la lactosa (aunque una buena parte de la población lo es sin que esto quiera decir que tengan problemas mayores), a la fructosa y al sorbitol (últimamente he mejorado mucho mi tolerancia), al gluten (no es lo mismo que ser celíaco, la celiaquía es una enfermedad autoinmune y no una intolerancia, mucha gente no lo sabe y confunde los términos), y además tengo o he tenido (en las próximas revisiones podré esclarecer si me he desecho de ellos) SIBO, IMO, síndrome de permeabilidad intestinal, un ligero déficit de enzima DAO (necesaria para degradar la histamina) y una evidente disbiosis con una aumento de bacterias proteolíticas nada favorecedor. Sí, yo también lo pensé en su día, ¡me he metido en un buen lío! Toca trabajar mucho para arreglar el estropicio. 

La disbiosis intestinal: causas y consecuencias

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  ¿Qué puede ocurrir si tengo una disbiosis intestinal?      Puede ocurrir cualquier cosa. Todo dependerá del tipo de disbiosis, de la magnitud de la misma, y de los factores hormonales y ambientales que influyan en ella. Aunque, al hablar de microbiota, debemos tener claro que no existen las relaciones unidireccionales. Todo repercute directa o indirectamente en varios procesos y de forma multidireccional. Es complejo. Si no lo fuese, tú y yo no estaríamos respirando.  La microbiota trabaja constantemente, no solo para ayudarnos a hacer la digestión, sino también para que todas las funciones de nuestros distintos sistemas se desarrollen de forma óptima. Es por ello, que ante un desequilibrio en la misma, y sobre todo si este se mantiene en el tiempo, pueden aparecer no solo molestias digestivas, sino también problemas de salud.     Para que lo entiendas bien, te recomiendo que visites la web indicada en el siguiente enlace. Verás que tienes acceso a otros términos que te ayudarán a co

El impacto emocional en el paciente

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     Cuando no lo vives, piensas que el impacto emocional de estas patologías es mínimo o inexistente. Evidentemente, no todos los casos son iguales y habrá personas que tengan la fortuna de poder restaurar su flora intestinal y resolver sus problemas previos y/o derivados de la disbiosis sin demasiadas complicaciones. Quizá, además, lo hayan "pillado a tiempo" y la sintomatología no sea demasiado incapacitante, o puede que, incluso, ni siquiera sea demasiado molesta. En cambio, para aquellas personas que llevamos años sin identificar la causa de nuestros problemas intestinales y que, además, no hemos tenido los mejores hábitos posibles para poder manejar la situación, puede llegar un punto en el que hacer "vida normal" sea toda una odisea. Con el tiempo, se acaban sumando cada vez más síntomas digestivos y extradigestivos (estos últimos completamente infravalorados en las consultas de digestivo, a pesar de poder llegar a ser auténticamente limitantes). Así, puede