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Mostrando entradas de julio, 2021

Problemas que nos podemos encontrar

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      Los profesionales son los que saben, y eso es incuestionable. Peeeeeero..., eso de que el saber no ocupa lugar es relativo, y no todos los médicos quieren o pueden estar actualizados en todo momento. Para nuestra desgracia, esto es un campo emergente que se encuentra en investigación. Mi historia, probablemente, hubiese sido diferente si alguien, hace unos años, me hubiese hablado de todo esto. Un caso típico es el de la persona "diagnosticada" de intolerancia a la fructosa (exista una forma primaria que raramente se da y que se manifiesta desde la infancia, y esa sería la excepción) a la que no se le hace ningún estudio más y esto provoca que continúe con su intolerancia, privándose de alimentos necesarios y, en ocasiones, empeorando su estado de salud. La falta de actualización hará que nadie se moleste en investigar por qué el paciente ha desarrollado esa intolerancia. Otro caso típico es el de la realización de las pruebas diagnósticas claves (entre ellas, la colono

Pero entonces, ¿qué tengo?

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      La realidad es que puedes tener una sola cosa o puedes tener un poco de todo. No es infrecuente con ir llegando a muchos diagnósticos que te abrumen y te hagan pensar que será imposible deshacerte de ellos. Yo soy intolerante a la lactosa (aunque una buena parte de la población lo es sin que esto quiera decir que tengan problemas mayores), a la fructosa y al sorbitol (últimamente he mejorado mucho mi tolerancia), al gluten (no es lo mismo que ser celíaco, la celiaquía es una enfermedad autoinmune y no una intolerancia, mucha gente no lo sabe y confunde los términos), y además tengo o he tenido (en las próximas revisiones podré esclarecer si me he desecho de ellos) SIBO, IMO, síndrome de permeabilidad intestinal, un ligero déficit de enzima DAO (necesaria para degradar la histamina) y una evidente disbiosis con una aumento de bacterias proteolíticas nada favorecedor. Sí, yo también lo pensé en su día, ¡me he metido en un buen lío! Toca trabajar mucho para arreglar el estropicio. 

La disbiosis intestinal: causas y consecuencias

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  ¿Qué puede ocurrir si tengo una disbiosis intestinal?      Puede ocurrir cualquier cosa. Todo dependerá del tipo de disbiosis, de la magnitud de la misma, y de los factores hormonales y ambientales que influyan en ella. Aunque, al hablar de microbiota, debemos tener claro que no existen las relaciones unidireccionales. Todo repercute directa o indirectamente en varios procesos y de forma multidireccional. Es complejo. Si no lo fuese, tú y yo no estaríamos respirando.  La microbiota trabaja constantemente, no solo para ayudarnos a hacer la digestión, sino también para que todas las funciones de nuestros distintos sistemas se desarrollen de forma óptima. Es por ello, que ante un desequilibrio en la misma, y sobre todo si este se mantiene en el tiempo, pueden aparecer no solo molestias digestivas, sino también problemas de salud.     Para que lo entiendas bien, te recomiendo que visites la web indicada en el siguiente enlace. Verás que tienes acceso a otros términos que te ayudarán a co

El impacto emocional en el paciente

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     Cuando no lo vives, piensas que el impacto emocional de estas patologías es mínimo o inexistente. Evidentemente, no todos los casos son iguales y habrá personas que tengan la fortuna de poder restaurar su flora intestinal y resolver sus problemas previos y/o derivados de la disbiosis sin demasiadas complicaciones. Quizá, además, lo hayan "pillado a tiempo" y la sintomatología no sea demasiado incapacitante, o puede que, incluso, ni siquiera sea demasiado molesta. En cambio, para aquellas personas que llevamos años sin identificar la causa de nuestros problemas intestinales y que, además, no hemos tenido los mejores hábitos posibles para poder manejar la situación, puede llegar un punto en el que hacer "vida normal" sea toda una odisea. Con el tiempo, se acaban sumando cada vez más síntomas digestivos y extradigestivos (estos últimos completamente infravalorados en las consultas de digestivo, a pesar de poder llegar a ser auténticamente limitantes). Así, puede

La divulgación, imprescindible para dejar de estar abandonados a nuestra suerte

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     Hace poco más de un año, yo creía que simplemente tenía mala suerte, que mis intolerancias alimentarias habían salido de la nada y que mis síntomas eran fruto del estrés (el estrés crónico puede ser nefasto para la salud, pero considerarlo como la causa directa de todo aquello que le sucede a nuestro organismo es un error que cometemos muchas más veces de lo preciso). Hace poco más de un año, yo no sabía absolutamente nada acerca de la disbiosis intestinal. La palabra SIBO me sonaba a chiste. Sin embargo, aquellos que lo sufren, o que lo han sufrido, saben más que de sobra que de gracioso no tiene nada.      Sé que no soy ni la primera persona del mundo ni la última que ha mendigado de consulta en consulta buscando una respuesta que nunca llega. A lo sumo, te etiquetan de colon irritable y te dicen que aprendas a vivir con ello, sin indagar lo más mínimo y sin tan siquiera informarte de aquellas causas que puedan estar detrás tus problemas. ¿Sabéis por qué? Porque, desgraciadament

La importancia del nutricionista en la salud

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     Podría haber titulado esta entrada como "La importancia del nutricionista en la salud intestinal", pero sería un título un tanto simplista. Una buena salud intestinal va a propiciar un buen estado de salud general, por lo que, a la hora de cuidarse, siempre hay que mirar más allá. Si tu microbiota "enferma", los dolores de tripa acabarán siendo lo de menos; con el tiempo, enfermarás tú. Y, como diría mi admirado Shyamalan, "nadie puede escapar al tiempo". En cambio, sí puedes hacer algo para que el tiempo del que dispones sea de calidad y vivas en un estado de salud óptimo. Siempre habrá cosas que no podamos controlar, pero la alimentación, por suerte, sí. Y ¡sí!, se puede comer rico y natural.      Por lo general, en los países desarrollados, precisamente en aquellos en los que contamos con más recursos a nuestra disposición, comemos bastante mal. Hemos dado prioridad a la rapidez y a los sabores artificiales. Ya no nos molestamos en nutrirnos, porqu

Cómo empezó todo

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     Lo cierto es que no lo sé, al menos no con certeza. Dentro de nuestro intestino pueden darse tal variedad de situaciones que, como imaginarás, no hay dos iguales.  En mi caso, creo que todo empezó tras una gastroenteritis muy fuerte que pasé a los veintiún años, hace ahora quince. Pensarás que es demasiado tiempo. Lo es, pero no he dicho que los síntomas llegasen a mi vida de golpe, sino tan solo que fue hace quince años cuando el lobo comenzó a asomar la patita. Y yo le ayudé a arrasar con mi flora intestinal .      Poco tiempo después de esa gastroenteritis a la que hago mención, comencé a notar que mi digestión ya no era como antes. Debo decir que nunca fue demasiado buena, pues arrastro “molestias” desde la infancia, momento clave para formar los cimientos de una buena microbiota intestinal del que hablaré más adelante. Yo iba tirando, y para la cantidad de comida basura que ingería, demasiado bien funcionaba todo. Tras esa gastroenteritis algo empezó a ser diferente. El pr