Lo que la vida moderna esconde: más información, menos capacidad de comprensión

        Ha pasado tiempo desde que no escribo una entrada. Para los que creen que la disbiosis intestinal es lo peor que te puede pasar y que es incurable, les diré que durante este tiempo he seguido leyendo mucho. Leyendo y aprendiendo. Y, además, observando. La disbiosis no está solo en un puñado de desafortunados que se encontraron en un grupo de Facebook. La disbiosis está por todas partes. La mayoría de los que no han tenido la suerte de pasar por el grupo han sido etiquetados con algún tipo de dolencia crónica y pasan el tiempo entre consultas médicas y tratamientos farmacológicos tipo "tirita sobre una fractura de peroné", sin acabar de entender qué les pasa y maldiciendo a su suerte. Otros, sin embargo, han aprendido a bailar con su enfermedad (sea diabetes, hipotiroidismo, poliartritis, migraña crónica, etc...) y asumen que la tienen porque la tenían que tener. Y solo un puñado de frikis locos (que, por suerte, continúa creciendo) nos hemos tirado de cabeza a la piscina y no hemos parado de nadar hasta entender que todo, absolutamente todo lo que ocurre dentro de nosotros, está interrelacionado. Cómo nos relacionamos con el mundo NOS ENFERMA. Personas de mi edad que parecen auténticos "señores mayores", gente sin energía, gente que ya no está hecha para moverse y que, aún así, manifiestan estar sanos. 

        Para mí, han sido cinco años duros y llenos de descubrimientos. Una persona cuyas analíticas y pruebas médicas salen bien, pero cuyo sistema nervioso iba medio borracho. En mi caso, los problemas empezaron tras un virus herpes y empeoraron durante la pandemia tras el Covid y, aunque suene raro para algunos, tras su vacuna. Aunque ese es un tema aparte, pero para quien tenga curiosidad y quiera conocer la historia, aquí está el enlace en el que puede leerla: reacción a vacuna Covid-19. Mi intención no es crear polémica ni posicionarme en contra de nada, solo ofrecer una cara más de la realidad de la que no está bien visto hablar porque, así somos, nos ofende todo aquello que nos reste seguridad, aunque sea una seguridad intangible o idealizada. Durante este tiempo han pasado muchas cosas, en especial durante el último par de años. A nivel personal todo esto ha supuesto un antes y un después en mi vida, PARA MEJOR. Incluso para mejor de lo que estaba antes de empezar a tener problemas, cuando me consideraba una persona "normal", por lo que agradezco enormemente esta "pedrada en la cabeza a tiempo" que me ha dado mi sistema neuro-inmunitario. Un toque de atención que me ha hecho crecer y ver el mundo con otros ojos más agudos que los anteriores. 

        No voy a contar aquí todos los acontecimientos, ni todos los pasos que he dado o decisiones que he tomado pero, a modo de resumen, diré que pude verificar objetivamente que la parte de mi flora intestinal implicada y dedicada a realizar funciones inmunomoduladoras estaba inmersa en una auténtica guerra civil, sin organización ni buenas relaciones entre microorganismos. De ahí que mis respuestas ante ciertos virus sean exageradas y atípicas. Puedo no tener apenas síntomas del virus en sí, pero en mi cuerpo se generan reacciones, de otro tipo, nada agradables. No obstante, esto ha mejorado ¿cómo? Continuando mi trabajo para mejorar la salud intestinal, lo que implica: ALIMENTACIÓN REAL, MOVIMIENTO, SOL, CONTACTO CON LA NATURALEZA, REÍRSE DE VERDAD, SONREÍR, SOCIABILIZAR CON GENTE DE VERDAD APORTE, CORRER, SALTAR, PASAR FRÍO, PASAR CALOR, ¡¡¡VIVIR DE VERDAD!!! Y, por supuesto, pues una cosa no quita la otra, hacer los tratamientos que nos recomiende nuestro especialista para, poco a poco, ir MODULANDO la microbiota y diciendo "bye, bye" al malestar y, ya de paso, procurándonos un envejecimiento mejor. ¡TODO SUMA! 

        La parte triste de todo esto es que me he dado cuenta de que la gente, en general, no escucha, no lee, no entiende, no razona, y no utiliza todo su potencial intelectual porque no quiere. Estamos criando una generación enorme de niños impacientes, ansiosos, alérgicos, cagones y/o estreñidos, adictos a todo y con conciencia medioambiental de boquilla, cuando no es absolutamente nula. No puedes ser divertido sin tomarte un cubata y si te refrescas con agua eres un soso. Si dejas de comer cuando ya no tienes hambre tienes una vida triste y si el niño no se come unas gominolas porque tú prefieres que no lo haga eres un padre amargado que solo quiere fastidiar a su hijo. Esa es la sociedad en la que vivimos. 

       Aquí dejo mi última reflexión sobre el tema. Aunque en un momento dado pudo serlo, mi intención actual no es hacer un diario de lo que es vivir con disbiosis, como ya hacen muchos en la red, porque ya no creo en ello. La disbiosis es, realmente, una pandemia silenciada que no conviene parar porque implicaría una enorme caída para las cientos de empresas que se dedican a la producción y distribución de ultraprocesados y para las farmacéuticas. Y para la hostelería, las empresas dedicadas al ocio...todo caería en cadena, pues nos hemos acostumbrado a vivir como nunca debimos haber empezado a hacerlo. Así pues, creo que he aportado todo lo que podía y era necesario aportar :) Como hace tiempo indiqué en otra de mis entradas, la divulgación es importante. Por suerte, muchos profesionales y afectados se dedican a ello, cada vez más. Poco a poco, espero que cale el mensaje entre las mentes más abiertas, y podamos ver un cambio en un futuro, porque este modelo actual NO FUNCIONA. 

       Para despedirme, diré que me he sentido muy feliz cada vez que alguien me ha escrito para decirme que leer mi blog le ha ayudado, o que se ha sentido identificado. Esa es la idea, ayudar y compartir. Porque me parece algo demasiado importante como para no hablar de ello. Porque aunque a mí me parece bastante fácil de entender, sé que para todos no lo es. Porque el entorno suele ser como una piedra inamovible que nos corta el camino y no ayuda en el proceso, y se necesita una palabra de ánimo de alguien que sí sepa de lo que estás hablando. Porque no todo es curar, sino también prevenir. Porque quiero y porque puedo, simplemente. Ahora, doy paso a la siguiente etapa: terminar de darle la patada a la disbiosis y, como dijo un fisio al que visité hace unos meses y que me encantó: ¡CRÓNICO NO ES PARA SIEMPRE! 

Un beso a todos 😜😘



Entre luces y sombras hay que aprender que la vida está llena de ambas y la una sin la otra no tendría sentido.

 ¡Sonríe, y pasa del culo del que no haya entendido en qué consiste mantener el equilibrio! ¡Que les den! 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La divulgación, imprescindible para dejar de estar abandonados a nuestra suerte

El impacto emocional en el paciente